El aprovechamiento y manejo de los recursos hídricos, energéticos y alimentarios requeridos para el funcionamiento de ciudades como Bogotá DC se realiza en sus etapas de provisión, producción y distribución a través de agentes intermediarios cada vez más desconocidos y alejados de los consumidores finales. Ello implica riesgos adicionales en las diferentes instancias de las cadenas de valor y suministro, según las condiciones naturales, artificiales, espaciales y temporales correspondientes. Es pertinente estudiar la vulnerabilidad hídrica, alimentaria e hidro energética de la actividad residencial urbana en virtud de su fragilidad inherente y emergente, para atender oportunamente su capacidad de prevención, mitigación o adaptación en términos ecosistémicos urbanísticos, identificando sus estructuras de soporte naturales y artificiales con sus diferentes escalas espaciales y temporales de afectación.